Fuente: ICEX. Instituto Español de Comercio Exterior
El sector de promoción inmobiliaria se está revelando como un sector clave de la economía marroquí en los últimos años tanto por el efecto arrastre que ejerce sobre otros sectores económicos como por su carácter creador de empleo.
Este sector genera en torno al 5% del PIB y da empleo a cerca del 7% de la población activa, cifra que se eleva al 10% si consideramos la población urbana. En el primer trimestre del año 2006, el sector ha generado 106.000 puestos de trabajo, cifra que representa un 29% del total de puestos de trabajo creados. La buena marcha de la construcción se refleja asimismo en la evolución de las ventas de cemento y de los créditos concedidos por los bancos al sector inmobiliario, cifras que a finales de agosto de 2006 habían aumentado un 10,7% y un 26,9%, respectivamente, respecto al mismo periodo del años anterior.
En efecto, desde finales de los noventa, la construcción y la promoción inmobiliaria atraviesan una de sus etapas más dinámicas en Marruecos, siendo además las perspectivas para los próximos años muy favorables gracias al desarrollo de numerosas iniciativas y programas estatales en materia de vivienda, hábitat social, turismo e infraestructuras. Entre dichos programas cabe destacar dentro del sector turístico el Plan Azur, que se integra dentro de la conocida como Visión 2010, y cuyo objetivo es dotar a Marruecos de nuevas y mejoradas estaciones turísticas y
residenciales. En relación con la construcción de viviendas destaca la iniciativa Villes sans bidonvilles (Ciudades sin chabolas) que pretenden erradicar en 2012 el censo de chabolas existente en 2002, construyendo para ello 100.000 viviendas sociales por año en el plazo de 10 años. Con este fin, las autoridades marroquíes han movilizado 7.000 hectáreas de suelo público para la construcción de viviendas sociales y han establecido la exoneración de impuestos
para los programas que construyan más de 1.600 viviendas. Por otro lado, se van a desarrollar 15 nuevas ciudades en los alrededores de las grandes urbes con objeto de aliviar el déficit de vivienda existente en Marruecos, tres de las cuales ya están en proceso de construcción.
Con estos planes se pretende paliar la necesidades de vivienda residencial en Marruecos que se estima, teniendo en cuenta el crecimiento demográfico, la rehabilitación de vivienda insalubre que no cesa de crecer, la demanda latente y la necesidad de modernización de las viviendas en ruinas en torno a las 2.370.000 unidades. Esto supone una oferta media anual de unas 338.000 viviendas para cubrir la demanda existente. A esta cifra hay que sumarle la demanda creciente de segunda vivienda, que proviene tanto de los turistas extranjeros, cuyo número no deja de aumentar de manera significativa en los últimos años como resultado de las actuaciones desarrolladas en el marco de la Visión 2010, como de las clases medias y altas marroquíes.
El ritmo de construcción requerido en los próximos años para alcanzar la cifra de viviendas necesitadas es difícilmente alcanzable por los promotores locales. En efecto, el sector de la promoción inmobiliaria en Marruecos, altamente desestructurado y con escasa formación no ha sido, hasta el momento, capaz de dar respuesta a la demanda existente. Es por ello que las autoridades marroquíes apuestan por atraer inversores extranjeros que colaboren en
la construcción de viviendas tanto sociales como residenciales y turísticas.
En este sentido, cabe recordar que Marruecos es un país que disfruta de un equilibrio macroeconómico reseñable y que ha realizado en los últimos años las reformas legales necesarias para crear un marco legal y económico propicio al desarrollo del sector privado en general y de la inversión extranjera en particular.
España se presenta como un interlocutor privilegiado en materia de construcción y promoción inmobiliaria, en primer lugar por la cercanía de ambos países y en segundo lugar por nuestra fuerte presencia en los distintos sectores económico y especialmente en el sector turístico e inmobiliario.
Este sector genera en torno al 5% del PIB y da empleo a cerca del 7% de la población activa, cifra que se eleva al 10% si consideramos la población urbana. En el primer trimestre del año 2006, el sector ha generado 106.000 puestos de trabajo, cifra que representa un 29% del total de puestos de trabajo creados. La buena marcha de la construcción se refleja asimismo en la evolución de las ventas de cemento y de los créditos concedidos por los bancos al sector inmobiliario, cifras que a finales de agosto de 2006 habían aumentado un 10,7% y un 26,9%, respectivamente, respecto al mismo periodo del años anterior.
En efecto, desde finales de los noventa, la construcción y la promoción inmobiliaria atraviesan una de sus etapas más dinámicas en Marruecos, siendo además las perspectivas para los próximos años muy favorables gracias al desarrollo de numerosas iniciativas y programas estatales en materia de vivienda, hábitat social, turismo e infraestructuras. Entre dichos programas cabe destacar dentro del sector turístico el Plan Azur, que se integra dentro de la conocida como Visión 2010, y cuyo objetivo es dotar a Marruecos de nuevas y mejoradas estaciones turísticas y
residenciales. En relación con la construcción de viviendas destaca la iniciativa Villes sans bidonvilles (Ciudades sin chabolas) que pretenden erradicar en 2012 el censo de chabolas existente en 2002, construyendo para ello 100.000 viviendas sociales por año en el plazo de 10 años. Con este fin, las autoridades marroquíes han movilizado 7.000 hectáreas de suelo público para la construcción de viviendas sociales y han establecido la exoneración de impuestos
para los programas que construyan más de 1.600 viviendas. Por otro lado, se van a desarrollar 15 nuevas ciudades en los alrededores de las grandes urbes con objeto de aliviar el déficit de vivienda existente en Marruecos, tres de las cuales ya están en proceso de construcción.
Con estos planes se pretende paliar la necesidades de vivienda residencial en Marruecos que se estima, teniendo en cuenta el crecimiento demográfico, la rehabilitación de vivienda insalubre que no cesa de crecer, la demanda latente y la necesidad de modernización de las viviendas en ruinas en torno a las 2.370.000 unidades. Esto supone una oferta media anual de unas 338.000 viviendas para cubrir la demanda existente. A esta cifra hay que sumarle la demanda creciente de segunda vivienda, que proviene tanto de los turistas extranjeros, cuyo número no deja de aumentar de manera significativa en los últimos años como resultado de las actuaciones desarrolladas en el marco de la Visión 2010, como de las clases medias y altas marroquíes.
El ritmo de construcción requerido en los próximos años para alcanzar la cifra de viviendas necesitadas es difícilmente alcanzable por los promotores locales. En efecto, el sector de la promoción inmobiliaria en Marruecos, altamente desestructurado y con escasa formación no ha sido, hasta el momento, capaz de dar respuesta a la demanda existente. Es por ello que las autoridades marroquíes apuestan por atraer inversores extranjeros que colaboren en
la construcción de viviendas tanto sociales como residenciales y turísticas.
En este sentido, cabe recordar que Marruecos es un país que disfruta de un equilibrio macroeconómico reseñable y que ha realizado en los últimos años las reformas legales necesarias para crear un marco legal y económico propicio al desarrollo del sector privado en general y de la inversión extranjera en particular.
España se presenta como un interlocutor privilegiado en materia de construcción y promoción inmobiliaria, en primer lugar por la cercanía de ambos países y en segundo lugar por nuestra fuerte presencia en los distintos sectores económico y especialmente en el sector turístico e inmobiliario.
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